19 de noviembre de 2009

AMARRAS

Empezar por la cordura. Poder por fin tirar la cordura a ese tacho repleto de papeles y borrillo. Hacerla un bollo o romperla en pedacitos, como si se destruyera el primer contrato amoroso: dos nombres, el corazón que los rodea y una flecha atravesándolos.
Destrozar la cordura y despojarse unos minutos de las buenas costumbres, el respeto sin merecimiento, los rituales mecánicos del buenos días/buenas tardes/buenas noches.
Dejar de ser por unos breves instantes aquello que se espera de mí, decepcionar a los que me pretenden pulcra, correcta, siempre bien erguida, con la predisposición brotando de mis poros.
Romper de una vez con los esquemas, los deberes, las imposiciones, lo correcto.
Y entonces, solamente entonces, poder por fin enviarlos a todos a la promiscua madre que los trajo al mundo.
Por último, con total esmero y paciencia, recoger uno a uno los trocitos de papel y unirlos prolijamente sin rastros, sin secuelas (sonriente, complacida, realizada).



Va por Ro, que casual y sincrónicamente, me trajo a la mente una canción vieja conocida.

4 comentarios:

Roucis dijo...

Hermoso hermoso.

Y que el cielo me libre de cordura (y de detalles innecesarios jajajaja)

Quererte!

Ro .

Uninvited dijo...

Patear la estantería y que se pudra el mercadito ;)
Bien! acaso no es ese el espíritu ariano? ;) jejeje

r.- el corre ambulancias dijo...

patear el tablero y no juntar los trebejos
y que el peon se coma al rey

Nacho dijo...

Muy buen texto, estoy de acuerdo con vos,todos tendriamos q dejar d lado los modelos de conductas, y por un segundo,aunque sea un efimero segundo,ser nosotros mismos