CRUEL

Como si no estuviera "acostumbrada" al filoso contacto de esas palabras, dejo que entren en mí y que lastimen en lo más profundo, posando su beso de gillette. No son suaves ni cordiales, siquiera rozan las mínimas normas del respeto. Van directo al choque, a la confrontación, al golpe desleal.
Me enojo muchísimo por no haber aprendido todavía a fuerza de repetición; porque a veces soy como el mono estúpido que va una y otra vez a tocar la barra electrificada, a sabiendas de que va a doler. Tal vez guarde algo parecido a una esperanza en alguna parte no consciente. Pero el día a día y la realidad siempre mostraron lo contrario; persisten intactas las mañas de zorro viejo.
Primero es dolor en estado puro; límpido, destilado, purificado, concentrado. Luego impotencia, no tan pura, mezclada con algo de incredulidad o estupor. Finalmente llega algo parecido a la resignación, y posiblemente al olvido.

Hasta la próxima vez...