EXPLICAME

Y si voy a hablar de esto, que nunca hablo, es simplemente para intentar entender. Porque es sabido que vivo buscando explicaciones, y que me escudo más de una vez atrás de mis excesos de cordura (que sirven de barrera a aquello que me empeño en no mostrar). Pero también tengo que reconocer que, a pesar de mis esfuerzos, más de una vez me vieron con las defensas bajas... y que unos pocos conocen de memoria mi "yo" más vulnerable y pueden encontrar con increíble precisión los puntos que desencadenan mis tormentas de debilidad.
Ahora, vayamos a saber por qué rara determinación, más de uno tal vez pueda descubrir entre líneas alguno de esos puntos... pero no me interesa. O me interesa menos eso que lograr entender, de una vez por todas, esa insana costumbre de quedarnos por costumbre.

Es que en mi sistema de creencias el amor es libre y nutritivo... no es una cárcel, ni te convierte en una prolongación de mi ser, ni te vuelve el ejecutor de mis deseos, ni me otorga derecho alguno sobre tu vida, ni pretende retenerte al precio de despegarte de tu identidad.
Es que no entiendo cómo dejás de ser vos, cómo te quedás en la posición que te incomoda, que te limita, que te recorta, que no te deja ser.
Es que no entiendo cómo el tiempo se te pasa... y con él la vida.
Es que no entiendo cómo los errores pueden, en tu cabeza, remendarse con actores que no pertenecieron a la obra malograda.
Es que no entiendo que puedas pronunciar esas palabras sin tener ganas de huir o de ir a buscar aquello que decís querer casi tanto como a tu vida.
Es que no entiendo cómo dejás que te roben de los lugares que alguna vez fueron tuyos, que te alejen de los que más te aman (incondicionalmente, no lo dudes), que pretendan cambiar de vos lo que siempre te identificó.
Es que no entiendo cómo podés quedarte sin quererlo.
Es que no entiendo qué te ata, qué te retiene... más que tu cobardía y tu costumbre de seguir... por costumbre.