20 de abril de 2009

PÉRDIDAS

Son esas épocas indefinibles, donde uno puede perder el cepillo de dientes tanto como la cordura o el buen humor. Entonces se intenta escribir, pero no sale. Se prueba con dibujos y no se obtiene más que un conjunto inconexo de colores que siquiera combinan bien (perdimos la práctica hace tiempo, es innegable). Sólo un momento de paz surge de la lectura de turno, logrando apaciguar un poco la cabeza.
Después cae la represión de viejos recuerdos y aparece en la memoria la bufanda que quedó sin terminar el invierno pasado ¡qué bien va a quedar ese color con el bolso nuevo! Tal vez la voluntad de la bufanda era esta, entonces, y no la que pretendía darle hace 1 año atrás, cuando se resistió a ser tejida completamente y apenas permitió unas cuántas vueltas, que bosquejaran su destino final. Ahora va a combinar con el bolso, y va a ser una labor terapéutica para los momentos de vacío.
Vacío porque, como decía antes, perdí el cepillo de dientes. Cualquiera puede imaginar lo que es la vida sin cepillo de dientes para un ser humano medio, pero para imaginar mi vida sin cepillo de dientes hace falta multiplicar ese resultado varias veces. De todas maneras, como es posible deducir a esta altura del relato, tengo otro cepillo en uso (y un par más sin estrenar, de reserva).
También perdí el cargador del celular de manera misteriosa. Y la birome roja nueva, que me compré para subrayar los nuevos libros fotocopiados (sino no se subrayan, claro está) que tuve que adquirir, también cayó en manos de la desaparición.
Hay quienes me dijeron que vaya pensando en dejar un plato con dulces en el balcón... para los duendes, claro.
Pero en realidad, quería hablar de los libros, ya que mencionaba a los nuevos. Me gusta tener libros nuevos, aunque los fotocopiados no son tan divertidos. Pero la vida universitaria exige ciertas restricciones, no todo se puede comprar directo de editorial... y además las fotocopias son más "estudiables".
Ahora, pasando al ámbito de los libros normales, meditaba hace un rato sobre el curioso vínculo que puede entablarse con estos seres (llamarlos objetos me suena a menosprecio). No soy de la clase de personas que releen, salvo contadas excepciones a las que siempre se regresa, sin embargo soy incapaz de desprenderme de mis libros. No puedo regalarlos y, si es que alguien consigue el privilegio de que le preste uno, cuido celosamente que me sea devuelto en tiempo y forma. A pesar de mis recaudos, tengo que reconocer que dejé algunos en el camino. El Principito, El Diario de Ana Frank y varios otros, se fueron a vivir a bibliotecas de extraños. Y los extraño a pesar del tiempo que pasó. No puedo resignarlos. Probablemente alguna vez vuelva a comprarlos, y a leerlos, para poder hacerlos míos como los que se fueron.
Quiero mis libros perdidos, quiero mi cepillo de dientes, mi cargador del celular y mi birome roja.
No quiero ver Lost hasta que termine por completo, recién ahí voy a empezar a mirarla. Toda la gente que conozco que sigue la serie tiene notables trastornos de ansiedad en torno de los nuevos capítulos.
No quiero tener que estudiar otro capítulo de psiquiatría porque me siento somatizar. Y también cuando estudio cualquier otra cosa. Soy un caso perdido.

7 comentarios:

Charles dijo...

Tengo la misma pasíon/manía por los libros. Además, no soporto que les doblen las esquinas, ni mucho menos que les hagan anotaciones al margen (¡Ni Dios lo permita, lo subrayen!)
¿Será morboso?

Besote, linda.

Flor dijo...

Trastorno Obsesivo-Compulsivo, Charles jaja.
Tenía una compañera de la facultad que subrayaba los libros (los reales, no las fotocopias) con biromes de todos colores. Casi muero cuando vi eso. No lo podía creer.

viajera en el tiempo dijo...

Creo que tengo ese mismo problema con los Libros. Además, también soy una compradora compulsiva de libros. Me prohibo a mi misma ir a las librerias si no es extrictamente necesario...

Uninvited dijo...

"Perdiste" esa lapicera para que un día no te manche.
"Perdiste" ese cepillo para que un día no te lastimes (con ese cepillo)
"Perdiste" esos libros para sentir el impulso de recuperarlos y -fiel a tu costumbre- releerlos

RESIGNAR: cambiar el signo a las cosas.
"Perdemos" algo para "ganar" otro algo ;)

killer queen dijo...

Casi no pierdo cosas y cuando me pasa me quiero matar!!
Pero como dice mi suegra no hay que vivir atado a las cosas...
Besos

Flori dijo...

Yo ya no quiero estudiar más microbiología.

¿Qué hacemos?

Cameron West dijo...

Los libros que me compro suelo llenarlos de anotaciones y subrayadas y cosas porque justamente.... SON MIOS y me encanta relerlos tiempo después y ver si sigo opinando lo mismo que anoté.... es como medirme los progresos o las involuciones..... por lo general la segunda de las dos.