ESTADO BURSÁTIL
Ayer fue un desastre. Demasiados números rojos en unos pocos balances.
Ante ellos la impotencia, y esa mezcla de rebelión y angustia por poder y no poder (todo al mismo tiempo) revertirlo.
No es fácil tener la solución al alcance de la mano cuando no se sabe con certeza si se está dispuesto a pagar su precio.
Puedo asegurar, esta vez más que nunca, que no se trata de mera cobardía... eso es cosa del pasado.
Tal vez de ese mismo pasado es que todavía guardo la resignación, la postergación, la conocida y repetida secuencia del dejar ciertas cosas para más adelante, por no traer problemas, por no molestar, por mantener (aún a costa de un delicado bienestar que amenaza derrumbarse a cada momento) ese delgado equilibrio que a veces logramos.
Finalmente un desahogo pudo conformarme a medias, aplacar las emociones hasta que la nueva (misma) crisis vuelva a irrumpir, tal vez fortalecida por el alimento de nuevas negaciones.
Hoy fue diferente. Los contratiempos se acompañaron de compensaciones.
Así fue que haber encontrado suspendida la primera materia del día hizo que volviera a casa, con la pesadumbre de pensar que eso sumaba 2 colectivos al desgaste propio de los martes. Pero cuando llegué, preparé el mate y prendí la radio mientras acomodaba los libros en la mesa para estudiar un rato. Pergolini arrancó el día con 3 temas redondos, y me dije que eso era suficiente para justificar que estuviera en casa y no en clases. No hubiera tenido el mismo efecto si hubiera sido yo quien pusiera los temas porque la sorpresa, lo inesperado, encontrarse con la música preferida de esa manera le da otro sabor, como cuando se va caminando por la calle y uno de esas canciones suena en algún local o en algún auto que pasa.
Más tarde, la clase de las 12 se extendió demasiado. Podría haberme ido, pero el tema necesitaba aprenderse, y esta vez no ando con tiempo sobrante como para justificar la huída con un "después lo leo en casa". Así que me quedé hasta el último minuto, cuando ya se había ido más del 75% de la clase.
Esperé el colectivo con unas ganas terribles de encontrar un asiento libre, y tal vez por el asombroso poder de la mente (o de las casualidades), pude sentarme apenas subí. Pocas cuadras después subió uno de esos artistas callejeros que van de colectivo en colectivo, amenizando la cotideaneidad del paisaje urbano. Lo vi y en mi cabeza empezó a sonar una canción. De alguna manera sabía que iba a tocarla aún cuando no había alzado la guitarra. Y sonó. Sonreí con el primer acorde. 19 días y 500 noches. Puse los únicos 10 centavos que tenía cuando pasó la gorra... y pensé que estaba cotizando demasiado bajo el precio de mi sonrisa.
28 de octubre de 2008
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6 comentarios:
Sí, la verdad... qué miseria! 10 centavos por esa sonrisa... :S
Hola Flooooor!! Ya era hora! :D
Testrañaba :)
Kiss
Sí, se supone que acá se comenta sobre el post, pero prefiero festejar que volviste.
Se te extrañaba por acá.
Flor...que alegria leerte!!! siemrep es un placer...siempre lo decis tan bonito todo....
Te re quiero...
Bueeenas.
No sé si volví, lo que se dice volver... en realidad nunca me fui del todo.
Acá estamos, y eso está bueno.
Besos a todos :)
Welcome to the jungle !!!
Flor te extrañamos, abrazo sonrisa y beso
Justo ayer escuché muchas veces ese tema Wally!
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