AZÚCAR

"Soy tuiooo, soy tuuuiiiooo...".
Sí, estoy mal para entrar así, el diagnóstico es desesperado (desesperado, casi hecho leño) y el pronóstico dice lluvia con granizo (¡no daba para ponerle chaparrones!).
Pasa que mi mamá ahora escucha Montaner.
Y no escucha un poquito, como para decir "me doy una dosis de azúcar", escucha con ganas (con muuuchas ganas... o mejor dicho: con tooodas las ganas).
Escucha hasta el hartazgo, hasta extremos insoportables... Resumiendo (resumiendo estoy enamorado, como un muchacho de pueblo): hasta parecer una adolescente enamorada .
Esucha tanto que podríamos ponernos un carrito pororero y pintar kilos de manzana con caramelo, suficientes para alimentar por un año a toda la población escolar de la república.
Yo me llevo una parte bastante mala de la cuestión, porque lo mío es el rock (y el rock con ganas, del tipo: "Sopla el viento dulce del oesteee"), así que si tuviera que elegir (entre el oxígeno y tu amor), obviamente pondría otro cd.
Y yo puedo hacer (que tu camino sea igualito al mío) como que acá no pasa nada, pero en realidad, tan mala es mi parte que si estoy en la compu miro el cable del mouse con ganas y empiezo a pensar si ese bordecito tendrá filo suficiente para cortarme las venas y terminar de una buena vez con semejante tortura. Pero él se hace el distraído y mira para otro lado... está bien, si no quiere colaborar ya encontraré una mejor opción.
Y sí, me quejo porque para eso también sirven los blogs (y porque la boludez vende).
Me quejo, pero igualmente tengo que reconocer (que me sorprendió el amor) no me toca la peor. Porque la peor parte se la lleva el (¡pobrecito!) grabador, que está condenado a pasear de la cama al living, del living al comedor... ¡y del comedor al baño! emitiendo una y otra vez desde las entrañas de sus parlantes esas melodías empalagosas.
Pero no estás solo grabador, yo te banco... y dejá de mirarme con esa cara, si querés llorar, llorá. Pero cortala ya con eso de repetirlo todo el tiempo: "Déjame ioraaar...".